El interés sobre el plegamiento de las macromoléculas se despertó sobre al estudiar sus reacciones
de desnaturalización. Si tenemos proteínas o ácidos nucleicos en disolución y cambiamos de
forma notable las condiciones en que suelen encontrarse en su medio biológico, pierden su
estructura y función nativas. Este proceso, llamado reacción de desnaturalización, puede ser
reversible en ciertas condiciones y los cambios pueden ser por ejemplo de temperatura, por
encima de su temperatura de fusión (), o en la naturaleza del solvente.
Anfinsen et al. (1961) mostró experimentalmente que la desnaturalización es reversible al para
proteínas pequeñas, añadiendo y retirando agentes desnaturalizantes a disoluciones de enzimas
que ganaban y perdían su actividad. Así demostró que el plegamiento de una proteína depende
exclusivamente de su secuencia, aunque hoy sabemos que algunas necesitan la ayuda de
chaperoninas (Hartl & Hayer-Hartl, 2002).
A día de hoy, el proceso de plegamiento todavía no se comprende bien. Para hacerse una idea de su complejidad y de todo el trabajo realizado en este campo una buena introducción puede ser este trabajo de Rose et al. (2006).
![]() |
La de los ácidos nucleicos es proporcional al contenido en bases GC de su secuencia,
ya éstos pares de bases (ver figura 1.10) establecen entre sí 3 puentes de hidrógeno,
mientras que los AT/AU sólo 2. Si la temperatura supera
, las moléculas de ADN se separan
en dos hebras polinucleotídicas como se muestra en la figura 2.1), pero si la
bajamos lentamente ambas hebras vuelven a unirse de forma complementaria en una reacción llamada
hibridación. De nuevo vemos cómo en este caso la secuencia es suficiente para guiar el plegamiento,
al menos para moléculas pequeñas.